David Moliner saca pecho cuando habla de una vida dedicada al deporte, concretamente al fútbol. Ahora, encauza un nuevo proyecto que lejos de ser un quebradero de cabeza implica una motivación extra por lo desconocido, por el reto que supone acoger a jugadores de otros países y mostrarles un enfoque del deporte muy distinto al que tienen. Porque en realidad lo único que quiere David es “formar a buenos jugadores y hacerlos mejores”, dicta el entrenador. Moliner ya es veterano en esto de tratar con gente de diferentes partes del mundo y en parte esto le ofrece una experiencia vital para encarar este reto.
Todo comenzó hace año y pico cuando Javier quiso iniciar un proyecto ambicioso y original. Para ello contactó con Ximo, el entrenador del primer equipo, y para completar el dúo de entrenadores, Ximo Badenes confió en David Moliner. “Ximo y yo ya trabajamos juntos y me pareció un proyecto bastante solvente”, apunta Moliner. Así que a partir de este momento, solo faltaba lo más importante: definir una estrategia y hacer tangible el reto. Esto supuso un punto de inflexión por el nacimiento de un nuevo club en Castellón de la Plana y su original idea.
Dicha idea parte de la globalización y las oportunidades de facilitar una nueva filosofía y visión del fútbol. Sin embargo, como todo en la vida, los inicios son complicados y David lo sabe. De hecho, el entrenador explica que en el primer año han sido un 95% de jugadores locales y el restante 5% extranjeros. Por esta razón la idea inicial ha creado una especie de apéndice, que ha germinado en una nueva plantilla de jóvenes extranjeros menores de 23 años. Al fin y al cabo, misma filosofía, mismos principios y misma ilusión, lo único que cambia es el acento extranjero.
“Ha sido un proyecto muy laborioso y trabajado, somos pocos y hay que currar para sacarlo adelante”, anuncia David. Porque él sabe, más que nadie, de la planificación y el desarrollo de este proyecto. Hoy por hoy el equipo ya está tomando forma. “Ya está casi toda la plantilla cerrada”, declara David, para luego agregar: “en agosto vendrán todos”. Y después de este paso, cuando todos los elementos del equipo estén presenten y con las botas puestas, comenzará el desafío, comenzará la verdadera odisea. Pero no es problema porque “somos gente profesional y con una base sólida”, matiza David.
David Moliner profundiza sobre la misión de esta nueva organización y comenta que fuera de Europa lo que prima es el físico, aquí –en España- sin embargo, el toque y lo táctico adquieren mucho más protagonismo. Y eso es lo primordial de este reto y lo que David propone: “Tienes que convencer al jugador de que algo que nunca ha hecho es mejor de lo que hacía, pese a que nunca lo haya hecho”. Dictamina el entrenador seguidamente: “vamos a dedicarle mucho tiempo y mucho trabajo, nuestra tarea será perfeccionar todo esto”.
Finalmente, el entrenador agradece esta nueva oportunidad que se le brinda. Sabe que será un camino costoso pero al fin y al cabo laburar en el futbol va más allá del trabajo y la filosofía. Porque este deporte no es matemático, ni entiende de acentos, son las emociones de cada encuentro y la gratitud de formar parte de un conjunto lo que hace de este deporte que salgan proyectos como el de David y su nuevo séquito de jugadores.
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