Pocas jornadas para acabar la liga de invierno y aunque no importe el resultado, el ecuador de la temporada siempre suele marcar el preludio del final. Sin embargo, siempre hay excepciones. Equipos que logran resultados increíbles en los primeros encuentros pueden doblegarse frente al entusiasmo de los últimos. Algunos conjuntos en la cola logran heroicidades por el miedo al abismo del descenso. Lo cierto, es que salvarse de esas posiciones que acaricia la bajada de liga es lo más cómodo y no suele haber secreto para estas situaciones. Quien más ha trabajado y el grupo más unido suele ser el que está cómodo. El éxito florece de las gotas de sudor, del jadeo y de los últimos estertores de aliento.
En cierta manera la vida es eso, trabajo duro, muy duro, a veces sin entenderlo para de repente sentir unos segundos de felicidad, de satisfacción y ¡que segundos! Un año de trabajo por unos segundos de celebración, merece la pena. No obstante, antes de esos segundos hay que cumplir unos objetivos. La próxima meta, conseguir los 6 puntos antes de acabar el año. A falta de dos encuentros es innegociable la victoria, ya que los rivales son directos y es necesario el golpe sobre la mesa para reivindicarse como un buen equipo, un conjunto sólido y trabador.